Éibar,
Sahagún, Jaca, allí ondearon primeras
tres
líneas de altos horizontes y limpios vuelos,
quilla
de la razón sobre las mentes oscuras,
verdad buscada
y no yugo de viejos recelos
La sombra
de negros dientes
cayó
sobre aquellos justos,
odio su
ruin estandarte,
miedo
su único triunfo.
Bombas,
balazos, morteros,
ecos de
aquella locura,
fosas,
muertos y torturas
mancharon
nuestras cunetas.
Ochenta
y tres luces lilas, rojas y amarillas
Ochenta
y tres ojos que vieron claro futuro
Ochenta
y tres bocas que proclamaban anhelos
Ochenta
y tres años se cumplen de un sueño
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